Nuestra labor en el cuidado

Coloquialmente, entendemos por “acompañar” a “estar con otro” o “ir junto a otro”. Sin embargo, cuando hablamos de “acompañar terapéutico” consideramos un marco teórico, una direccionalidad. Ahora, “estar con otro” responde a una colaboración, a un apoyo o sostén que proporciona calidad de vida y bienestar.
El Acompañante Terapéutico es un agente de salud, no un “empleado”, que se pone al servicio del acompañado para apoyar su
crecimiento individual en lo cotidiano, en lo vincular, en lo subjetivo tanto a nivel físico, socio-afectivo como espiritual. Contiene de forma empática a quien acompaña y a su contexto familiar, prestándose a la escucha y a la comprensión de los procesos. Estimulando las fuerzas curativas (físicas y anímicas) ayuda a prevenir y restablecer las condiciones de salud. 

En esta labor de acompañamiento con fundamento antroposófico no hay un procedimiento o técnica fija. El cuidado es un proceso complejo que exige crear un vínculo, es decir, el cultivo de un encuentro de persona a persona (modos de comportamiento, intercambio de sentimientos y pensamientos…) que servirá de base en la relación.
Para facilitar este encuentro es importante conocer la biografía del niño, de la familia o del adulto que vamos a acompañar: necesidades,
características físicas, socio-familiares, momento de vida, objetivos, si está en tratamiento o no y con qué profesionales, definir el lugar donde se llevará a cabo el Acompañamiento Terapéutico, etc.
La observación, la interpretación de las necesidades particulares y la evaluación son fundamentales. Nos permite saber en qué plano requiere apoyo, crear las condiciones adecuadas, amoldarnos a sus necesidades reales y al desarrollo de las situaciones, hallando el equilibrio entre el hacer y el dejar hacer.
En pocas palabras, hacemos un repaso por aquellos cuerpos que dan forma a su ser y que definió Rudolf Steiner en su aportación a la
Antroposofía:

- Cuerpo Físico: descripción cuerpo (peso, tamaño, particularidades)

- Cuerpo Etérico: descripción de los procesos vitales a través de sus funciones (alimentación, respiración, temperatura, excreción, crecimiento, mantenimiento, reproducción)
- Cuerpo Astral: vivencias internas del exterior (movilidad, estado de ánimo, comportamiento, preferencias, aversiones)
- Yo: datos biográficos, nacimiento, estudios, profesión, relación pareja, hijos, estado de conciencia

Mientras que un "cuidador” da de comer, por ejemplo, y eso puede justificar su práctica, para un Acompañante Terapéutico la labor comienza ahí: ¿qué sentido tiene acompañar o prestar atención a la comida para el vínculo?, ¿suele comer sólo o acompañado?, ¿por qué es importante comer acompañados?, ¿cómo se alimentaba antes?, etc.

Los estímulos sensoriales curativos pretenden proporcionar al individuo la energía, la fuerza vital para que él mismo desarrolle las
virtudes necesarias para crecer sano o sanar, tal y como expresamos en párrafos anteriores. Los buenos hábitos de vida contribuyen al incremento de esa fuerza vital, dan sostén, proporcionan un marco de vida, ayudan a abrirse a lo nuevo con flexibilidad, aligerando el desenvolvimiento en la labor diaria.
Dentro de esos buenos hábitos de vida debemos prestar atención al ritmo natural y a las necesidades específicas de cada uno: a los sentidos (corporales, sociales y espirituales), al trabajo con las artes y los procesos creativos (el juego, el canto, la música, el habla, la pintura…), a la vivencia de un hogar sano, a la cotidianidad, a las relaciones con otros y con uno mismo (compartir saber y disfrutar de la cultura, trabajar en valores, celebrar…), etc.


De ahí nuestra labor, acompañar los procesos individuales del ser humano con una dirección consciente de bienestar. A través de la
Osteopatía y del Asesoramiento/ Acompañamiento Pedagógico al ser humano en un hogar familiar y de encuentro prevenimos, fortalecemos y refrescamos nuestras fuerzas físicas y anímicas. Cuando nos regalamos tiempo y cuidado nos anticipamos a la enfermedad, al estrés, al ansia, al sentirse “apagado”, triste o falto de voluntad... Cuando nuestras fuerzas son suficientes y están equilibradas nos sentimos vivos, capaces y felices!